Primera muestra individual realizada en la galería Alberto Sendrós en el año 2004.
La muestra ocupaba dos salas en una de ellas podían verse una serie de retratos,
pinturas sobre durlock y madera, bordados, plantas y una pequeña instalación
con árboles secos. El techo estaba cubierto por telas bordadas y el piso repleto
de escombros de durlock pintados donde confluían imágenes de la historia del
arte con otras de la vida cotidiana de la artista mezcladas con cáscaras de
bananas, galletas, mandarinas y un almohadón con un recipiente de agua
en su interior, una fuente a la espera de monedas.
Pocos días después de la inauguración desaparecieron de la instalación
algunos escombros de durlock. Debido a un desacuerdo con el galerista la
artista decidió suspender la muestra y realizó un cierre en el cual vendió
los escombros por peso en una verdulería en la esquina de su taller.